Las películas, producidas por David Heyman, son la dinamita que hace estallar esta saga. Los primeros libros cosecharon un enorme éxito local, pero fue su traslado a la gran pantalla con Harry Potter y la piedra filosofal en 2001 cuando la fama saltó por los aires. Incluso Alfonso Cuarón, posteriormente ganador del Oscar, se dejó caer por aquel proyecto y dirigió la tercera entrega, Harry Potter y el prisionero de Azkaban. "El libro siempre es mejor que la película, pero lograron quedar a la altura. Mentiría si dijera que nunca he hecho un maratón de las pelis, pero me pareció muy mal omitir tantos detalles del último libro, pese a que lo dividieron en dos películas. Está totalmente injustificado", critica Carlota Martínez. "Hoy en día, habiendo pasado tantísimo tiempo, aún ves la primera película y queda claro que ha envejecido bien, porque se hizo casi todo a mano y había muy poco digital", cuenta Beatriz Pulido.Las empresas vieron en el formato una manera ideal